sábado, diciembre 25, 2010

Homofobia: no es dado a un cristiano el discriminar.

Junto con no poder practicar ni validar la conducta sexual adúltera ni homosexual, el cristiano necesita aprender el arte de la convivencia con quienes sí las practican. Por haberse comprometido espontáneamente con Cristo al convertirse, el cristiano es miembro de una comunidad cristiana y responsable por su comportamiento y testimonio. Por lo tanto, el cristiano no es retirado del mundo o de la sociedad en la que vive. Según el apóstol Pablo, el cristiano no debe separarse de los "no cristianos" que viven en sus propios placeres. Para vivir separados, los cristianos "tendrían que salir de este mundo" (1ª de Corintios 5:10b), actitud con la cual Jesús no está de acuerdo. En la oración sacerdotal del Cenáculo, Jesús es bastante claro: "No te pido que los saques de este mundo, sino que los cuides del Maligno" (Juan 17:15). Retirados del mundo, el cristiano jamás sería la "sal de la Tierra" o la "Luz del mundo" (Mateo 5:13-16).
Por una cuestión de principios, si el cristiano no se retira de la sociedad, él tiene que aprender a convivir con sus contemporáneos y vecinos, sin dejarse influenciar por ellos. Convivencia y connivencia son cosas distintas: "convivencia" es vivir con otra persona; "connivencia" es complicidad, colaboración y colusión.

No cabe a un cristiano discriminar, despreciar, odiar, maltratar, humillar o apedrear a un homosexual o una lesbiana, en una sociedad donde hay muchos otras desviaciones, como la injusticia, la avaricia, el consumismo, la hipocresía, la idolatría, el odio, la venganza, la arrogancia, la frivolidad y así suma y sigue. Cabe al cristiano convivir con todas esas personas con temor y temblor, sin espíritu de superioridad, reprovando todas estas cosas con sus obras y no con sus palabras.

La enseñanza del apóstol Pablo tiene un valor inmenso si el contexto fuese considerado. No hay concesión alguna para el libertinaje sexual. En el mismo capítulo, el apóstol se opuso enérgicamente a la presencia de cierto individuo de la comunidad cristiana de Corinto que estaba teniendo relaciones con la esposa de su padre (muerto o no), probablemente su madrastra.Esta persona debía ser apartado por un tiempo de los privilegios de la comunidad, hasta que su naturaleza carnal evidenciara la nueva naturaleza (1ª de Corintios 5:1-5). En el capítulo siguiente, Pablo recuerda que entre los miembros fundadores de la comunidad cristiana había ex-homosexuales activos y ex-homosexuales pasivos, así como también muchos otros ex-esto o ex-aquello (1ª de Corintios 6:9-11)

En la comunidad, el criterio sería uno; en la sociedad, sería otro. No se puede exigir que el "no cristiano" se comporte como el "cristiano", pero sí es lícito exigir a un "cristiano" que se comporte como "cristiano".

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(Tomado del blog de Sandro Baggio)
Por Elben M. Lenz César, Director-fundador de la Editora Ultimato y Redactor de la revista Ultimato donde el texto fue publicado originalmente.