martes, diciembre 02, 2014

Un consejo de un pastor plantador pentecostal

En el libro "Cuarenta años de Lucha - Apuntes biográficos de la vida y obra del Rvdo. José Torregosa", en las páginas 147 y 147, podemos sacar un gran consejo de su experiencia de plantación de iglesia:

"Siguiendo las reuniones diarias, llegó el día sábado, en que la gente transita más [Nota: está hablando del sector de 12 de febrero con Chacabuco en la ciudad de Valparaíso]. Esa noche se llenó el salón y don José predicó con toda la fuerza y el poder que Dios le daba.
A las dos semanas tenía una concurrencia que el salón no podía contener. Entonces empezó el enemigo a interrumpir con piedras, insultos y toda clase de gritería.
A los pocos días después, se sintió don José, cobarde y anonadado como el que ha caído en un pozo y no puede salir. Sólo entonces vino a entender que justamente había ido a abrir el salón en la parte más corrompida de la ciudad de Valparaíso. No era posible tener reuniones allí.
En la casa del lado, piano y canto con gritos altisonantes; en el otro lado, arpa, tamborileo, gritos de orgía y pugilato. Además, dentro del salón caían los hombres envueltos en sus propios vómitos y en sus estiércoles. 
Su esposa y los niños rodeaban asustados a don José. La atmósfera de tabaco y suciedad era insoportable. 
Cierta noche, al regresar a su casa, don José cayó de rodillas: ´Señor, dijo, ¿dónde he venido a parar? Soy hombre perdido'. Pero en medio de tan honda decepción, siente que el Señor le dice '¿Tantos días pidiéndome un salón y ahora te quejas? Sigue, que yo estoy contigo; ese es tu puesto; yo tengo allí muchas almas que tú no conoces'".

En el lugar donde estamos es donde Dios nos quiere trabajando, hasta que él decida quitarnos de ese lugar y colocarnos en otro. Parafraseando Hebreos 11.6, Dios nos dice que "Él recompensa a los que le buscan con un corazón desesperado"... no desmayemos, por 'feo' que se vea el ambiente. David Pierce, fundador de Steiger, siempre nos recuerda a los misioneros que "El centro de la voluntad de Dios no siempre es el lugar más seguro, pero sin duda es el mejor lugar donde podemos estar".

Avancemos en la misión de Dios.