jueves, septiembre 25, 2014

El pedo y la teología (por Junior Souza)

El otro día estaba en un Supermercado grande haciendo algunas compras y escuchando música con volumen muy alto en mis audífonos. No sé si has tenido la misma sensación, pero cuando apreto play, creo que todas las personas a mi alrededor también están escuchando la misma música que yo.
Por causa de esa sensación de protección sonora, mi impresión era que todas las personas del Supermercado estaban escuchando el mismo hardcore que yo. Así, no titubee cuando mi cuerpo deseó liberar algunos gases producidos por mi sistema digestivo. No tuve dudas; dejé a la naturaleza seguir su perfecto curso, y hasta confieso que hice un poquito de fuerza para que todos los gases fuesen expelidos.
Imagino que ese acto produjo aquel ruido característico en un buen y alto sonido. Inmediatamente observé miradas de espanto, disgusto, indignación, constreñimiento y asco viniendo de los suertudos que estaban en el mismo pasillo que yo.
Al principio me extrañé de sus miradas, pero sólo entonces recordé que el único escuchando música en ese momento era yo. Todos los demás allí presentes estaban testimoniando la sinfonía producida por mi organismo.
Pensé que aquella música me protegería de la vergüenza. Pero no fue así. La canción tocaba solamente en mi cabeza.
La teología triunfalista (teología de la prosperidad, de los decretos y declaraciones) actúa de la misma manera en nuestra vida. Ella genera una expectativa de protección extrema que existe solamente en las cabezas de aquellos que escogieron seguir esa idea. Al final de cuentas ella no existe en la Biblia, sino en el discurso de líderes mal intencionados y en púlpitos corrompidos que venden falsas esperanzas.
Tengo una fe simple en Dios y en su Reino. Frecuentemente me siento protegido, consolado y amparado por esa creencia. Pero confieso que muchas otras veces esperé una protección que, como aquella música, sólo existía en mi cabeza… pero no llegó.
No fui protegido. Varias veces la luz en casa fue cortada, fui despedido muchas veces, tuve que enfrentar enfermedades de personas que amo, vi mi tarjeta de crédito ser rechazada, y tener mi nombre inscrito en el registro de deudores… y la lista continúa.
Por eso continúo luchando con la vida, la falta de finanzas, limitaciones físicas y enfermedades, sabiendo que no seré protegido de todas las cosas que me gustaría. Pero continúo creyendo en la afirmación de Jesús: Estaré contigo todos los días.
No tengo tanta protección, pero sí estoy bien acompañado.

(Junior Souza es pastor en la iglesia Capital Augusta en la ciudad de Sao Paulo)