Durante los últimos días de su vida, el pastor Dietrich Bonhoeffer
dijo:
“La pregunta que más da vueltas en mi cabeza es ¿qué es
Cristo realmente para nosotros?”
Es interesante leer en la Escritura que Jesús hizo esa
pregunta a sus discípulos. En Mateo 16.13-16 nos encontramos con el siguiente
relato:
<
—¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
Le respondieron: Unos dicen que es Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o uno de los profetas.
— Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?
— Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro.>>
—¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
Le respondieron: Unos dicen que es Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o uno de los profetas.
— Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?
— Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro.>>
Esta pregunta ha traspasado más de dos mil años y
sigue siendo la misma que podemos hacernos hoy: ¿qué es Cristo realmente para
nosotros? Y no se trata de definir “quién” es Cristo o simplemente “qué” es
Cristo. La pregunta que nos hace realmente confrontarnos con el verdadero
Cristo, con el Hijo del Dios viviente es “¿qué es Cristo para mí?”
Muchos de nosotros, cristianos, podemos afirmar que
Cristo es el Señor, pero ¿qué realmente significa que Cristo sea el Señor? O más
aún ¿qué significa que Cristo sea el Señor de mi vida?
Lo que nos molesta de reconocer que Jesucristo es el
Señor, es que un Señor demanda a su siervo obediencia absoluta.
Una vez me dijeron “Jano, no es bueno que hables de
Jesús como un Señor del tipo demandante, sino que como a un amigo. Las personas
no pueden pensar que son esclavos, sino que son libres”. La verdad es que la
misma Escritura usa la palabra griega “doulos” que significa tanto ‘esclavo’
como ‘siervo’, entendiendo la palabra ‘siervo’ como un esclavo que ha alcanzado
un alto grado confianza de su Señor, al punto de que su Señor le asigna tareas
y funciones de confianza. Bajo el contexto escritural, un esclavo sólo puede
ser considerado un siervo amado, sólo cuando obedece en todo. No lo digo yo…
son las palabras de nuestro Señor.
La Escritura describe a Cristo como salvador no más de
25 veces en el Nuevo Testamento. La misma Escritura describe a Cristo como
Señor más de 400 veces en el Nuevo Testamento. Es la Palabra de Dios la que nos
dice qué debiese ser Cristo para nosotros.
"[Jesús les dijo] ¿Por qué me llaman ustedes ‘Señor, Señor’, y no hacen lo que les digo?”
(Lucas 6:46)
(Lucas 6:46)