jueves, enero 20, 2011

Del por qué no tolero el sueño americano...

Nosotros, los cristianos, tenemos una facilidad de tomar al Jesús de la Biblia, distorsionarlo y reducirlo a una versión de Jesús con la que estamos más cómodos.

Una versión de Jesús agradable a la clase media. Un Jesús que no se incomoda con nuestro materialismo y que jamás nos llamaría a dar todo lo que tenemos. Un Jesús que se agrada de la devoción nominal y que nunca alterará nuestro confort.

Un Jesús que desea que seamos pasivos, que evitemos peligros extremos y que no nos metamos en problemas por hablar de la verdad. Un Jesús que trae confort y prosperidad sólo a nosotros, si nos convertimos a esta versión cristiana del sueño americano.

Pero últimamente he comenzado a tener la esperanza de que esta situación está cambiando.

El historiador del siglo XX que acuñó el término "American Dream", Truslow James Adams, definió como "un sueño... en el cual cada hombre y cada mujer debe ser capaz de alcanzar la estatura máxima de la cual está innatamente capacitado y ser reconocido por otras personas por lo que ellas son"

Pero muchos de nosotros estamos percibiendo que Jesús tiene prioridades diferentes. En vez de felicitarnos por nuestra autorrealización, Jesús nos confronta con nuestra incapacidad de realizar cosas de valor para Dios. En vez de querer que seamos reconocidos por otros, Jesús nos invita a morir a nosotros mismos y buscar, de esta manera, la gloria de Dios.

En mi propia congregación estamos intentando salir de la mentalidad del Sueño Americano e intentar comenzar a servir de manera diferente.

Ya estuve en iglesias con grandes templos y con intenciones de seguir creciendo en metros cuadrados y equipos y con programas que satisfagan nuestros propios deseos. Pero ahora he dejado de mirarme el ombligo y estoy mirando al mundo en el que vivo.

Es un mundo donde 26 mil niños mueren diariamente de hambre o de alguna enfermedad curable. Un mundo donde millones viven en situación de extrema pobreza, mientras los barrios de clase media se parecen cada vez más a Beberly Hills. Un mundo donde más de un billón de personas NUNCA escucharon siquiera el nombre de Jesús. Entonces me pregunto ¿Por qué gasto mi tiempo y dinero en cosas sin importancia que poder atender esas necesidades? Así fue como todo comenzó a cambiar.

La iglesia Brooke Hills en Estados Unidos ha entendido esto. Por ejemplo, ellos tomaron el superávit y lo asignaron a la plantación de iglesias en India, donde está el 41% de las personas más pobres del mundo. Pero también designaron otro monto del presupuesto para construír pozos, mejorar la educación, prestar ayuda médica y compartir el evangelio. Literalmente cientos de miembros de esa iglesia dejaron los Estados Unidos de manera temporal o permanente para servir en esos lugares.

Y no solamente se movieron para los necesitados distantes, sino también para los que están cerca.

Ellos cuentan que en una oportunidad llamaron al departamento responsable de los orfanatos de ese condado preguntando cuántas familias serían necesarias para lograr la adopción total de los huérfanos... la mujer que atendía el teléfono comenzó a reír. Le dijeron que suponiera un milagro y que diera un número de familias necesarias para esa meta. La mujer dijo "sólo con un milagro, más de 150 familias". Cuando el pastor contó esto a la iglesia, más de 160 familias se inscribieron para ser receptores de esos huérfanos. Y es que ellos no querían ningún niño de ese condado creciera sin un hogar donde les amaran. Eso no es el Sueño Americano. El hecho de no crecer en confort, prosperidad o facilidad. Pero cuentan que han entendido lo que significa verdaderamente el amor sacrificial para con los demás y lo que significa el largo camino a comprender la maravilla inefable del amor sacrificial de Dios por nosotros.

Creo sinceramente que el desafío es usar nuestras libertades, recursos y oportunidades, sin que eso se contraponga con los valores que Dios nos deja en la Biblia.

Creo que Dios tiene un sueño para las personas hoy en día. Pero no es el mismo que persigue el Sueño Americano.

Creo que Dios nos está diciendo que el verdadero éxito se encuentra en el sacrificio radical. Que la satisfacción final se encuentra no en hacer más de nosotros, sino en que podemos hacer más de él. Que el propósito de nuestras vidas trasciende al país o cultura en el que vivimos. Que el significado se encuentra en comunidad y no en el individualismo. Esa alegría se encuentra en la generosidad, no en el materialismo. Que la cosa no es como dijo el Padre Alberto Hurtado "dar hasta que duela", sino que hacerlo en el sentido bíblico de dar tanto que me haga feliz. Y que Jesús recompensa al que arriesga todo para realmente tener.

En verdad, el evangelio nos obliga a vivir para la gloria de Dios en un mundo con necesidades espirituales y físicas urgente... y ese Sueñoque vale la pena hacerlo realidad.

lunes, enero 10, 2011

Me cansé de los cansados

El siguiente texto no fue escrito por mí, pero bastante bien que pude haberlo hecho…

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¡Me cansé!

No aguanto más leer textos del tipo “la iglesia no paga”, “dejé la iglesia para ser cristiano”, “la religión es una porquería”, “después que abandoné la iglesia fue que entendí lo que es ser cristiano”, etcétera…

No. No hablo de aquellos que, al criticar la religiosidad (no la religión) y el institucionalismo (no la institución), nos desafían a, en comunidad, buscar la forma de “oxigenar” algo que parece estar llenándose de polvo y muriéndose lentamente.

Los que critican, pero permanecen DENTRO, luchando para que el monstruo pierda su viscosidad y el barro que ha hecho que la iglesia pierda su “primer amor” o el concepto de misión integral… ellos tienen todo mi respeto y admiración. Me sumo a ellos.

Pero me cansé de aquellos que hablan por hablar, que entran en la moda (sí, porque ahora es moda) de detonar a la institución por nada. Personas que no tienen compromiso con un grupo y que, por medio de este, quiere cambiar el triste cuadro en el que nos encontramos, no se merecen mi tiempo, que ya es escaso, para avalar sus ejercicios de “franco tiradores”.

Me cansé de aquellos que vociferan contra la “institución oficial” y crean institucioncillas paralelas, con la misma estructura, el mismo formato, el mismo tipo de liderazgo… ¡obvio! Si son formados por el mismo tipo de problema de la religión: las personas.

Me cansé de la apologética, que no es más que un tipo de humor absurdo, desprovisto muchas veces de compromiso con la Palabra, sin propuestas significativas para lo que se debe hacer “en lugar de”. A estos les cabe la misma crítica que hago al liberalismo teológico: destruyen sin tener nada para construir después. ¡Eso es iconoclastia y no crítica constructiva! Ellos nunca han sabido lo que es la apologética y se avergüenzan de aquellos que por siglos construyeron el cristianismo a costo de muchísimo estudio, cuidado y celo por el Señor.

¡Me cansé!

Me cansé porque, aún encontrando que la RELIGIOSIDAD es un cáncer en medio de la iglesia, entiendo a la religión como algo inherente al ser humano, que ya nace con esa “falta”, con ese deseo de “re-ligarse” a algo o alguna cosa. Eliminar la religión por causa de la religiosidad es como deshacernos de la política, como ciencia y realidad de un pueblo, motivados por políticos que hacen mal uso de algo que debería ser bueno.

Me cansé porque, aún considerando un absurdo y un abuso lo que muchos pastores hacen en relación con el dinero, literalmente chupando el sudor del trabajo de sus “fieles”, valiéndose de amenazas y maldiciones para quienes no les han entregado sus bienes, aún creo en la libertad y en la validez actual de los principios de sustento y manutención de la obra por medio de los diezmos y ofrendas, como fruto de gratitud y conciencia.

Me cansé porque, aunque no cierro los ojos a un sinnúmero de pastores patrañas y sus iglesias alienadas, aún creo que hay personas serias al frente de ministerios serios y que sí hay iglesias donde la institución está al servicio de la comunidad y no al contrario. Creo que aquí y allí, encontramos personas sinceras, honestas y que quieren realmente ser iglesia UNOS CON OTROS, porque entendieron que NO EXISTE IGLESIA SIN COMUNIDAD.

Me cansé porque, incluso conociendo las imperfecciones de la iglesia local, es justamente por eso que entiendo la Gracia manifiesta en medio de la comunidad, donde hay cambio de experiencias y el “soportar los unos a los otros”, donde el defecto del otro no es mayor que el mío (pero sí me enseña y me pone alerta), y JUNTOS, experimentando la Gracia que nos une, perdona y nos transforma día tras día en la nueva y diaria misericordia de Dios, tal como dice su Reino de justicia y amor, a pesar de nuestras imperfecciones.

¡Me cansé!

No respaldo a esos que dicen “quiero hacer diferencia donde me encuentre, en medio de la gente” pero agregan “por eso me salgo de la iglesia porque así consigo realizar lo que Cristo quiere”. ¡Eso no existe!

Repito: Sólo hay cristianismo (o “evangelio de Cristo” para los puristas) viviendo en comunidad, porque el mismo Dios rechaza la soledad. ¡Él mismo existe en comunidad por medio de su trinidad! Cuando decimos que podemos vivir la vida de Cristo de manera solitaria, ofendemos a Dios en la unidad de su diversidad trinitaria.

Me cansé, pero mis fuerzas se renuevan al oír personas como Paul Washer, Tim Keller, Mark Driscoll, Ed Rene Kivitz, Robinson Cavalcanti, Sandro Baggio*, Jonathan Muñoz*, entre otros, que, aún reconociendo la fragilidad (y cro que esa fragilidad es buena) y los defectos de la institución, la critican para cambiarla, colocándola en su debido lugar, como sierva de las personas que se reúnen y no como señora de sus deseos y caprichos.

Aquellos que critican por criticar, que “se cansaron”, pero están “descansando en su cansancio”, perdónenme, pero ¡me cansé de ustedes!

José Barbosa Junior (traducido y editado por Jano Molina)

Rio de Janeiro, 07 de julio de 2010

(*) Modificación del editor.