domingo, abril 16, 2017

Una caída inminente

Casi todos conocen a Wile E. Coyote, personaje de El Correcaminos. Una de las escenas clásicas es cuando el Coyote corre por un acantilado sin percatarse de que ya no hay nada bajo sus pies, quedando suspendido en el aire. Quienes vemos la animación podemos darnos cuenta que caerá en el acantilado, a pesar de que el Coyote no se ha dado cuenta. Solamente cuando el Coyote mira hacia abajo y se percata que caerá, mira hacia la cámara (a veces alcanza a despedirse) y comienza a caer al vacío.
Yo no sabía, pero ese instante tiene un nombre: el "momento Coyote". Según el periodista Daniel Matamala, el concepto se ha usado para describir fenómenos como el estallido de burbujas bursátiles, donde el mercado es el Coyote: todos sabemos que va a caer, pero no cae hasta que se da cuenta de que no tiene dónde sostenerse.
Pensaba que con nuestros pecados (sobre todo aquellos "ocultos"), nos suele pasar eso mismo. Los espectadores somos nosotros mismos y la santísima trinidad (y a veces incluso quienes nos rodean). Vemos cómo, por corretear nuestras bajezas, por perseguir las pobres sensaciones que el pecado nos da, terminamos corriendo en el vacío, para luego sufrir una caída inminente al precipicio de la desesperanza, la vergüenza y la soledad. Y la Biblia (y muchas veces nuestros hermanos en Cristo) nos advierten, tal como los letreros camineros de la historieta que dicen "Fin del camino", pero que el Coyote pasa por alto, porque va velozmente cegado tras su carnada.
A veces, el pecado es comunitario: en la familia, en la iglesia local, en la denominación, en el país. Pero la situación es la misma: corremos detrás de objetivos pecaminosos que tarde o temprano nos quitarán el piso y caerán estrepitosamente. 
Y no podemos escapar. La Biblia nos dice que:
Jesús comenzó entonces a hablar, y en primer término les dijo a sus discípulos: «Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Porque no hay nada encubierto que no haya de ser manifestado, ni nada oculto que no haya de saberse. Por tanto, todo lo que ustedes digan en la oscuridad, se oirá a plena luz, y lo que ustedes musiten en la alcoba, se dará a conocer desde las azoteas.» (Lucas 1:1-3)
No podemos escapar. Tarde o temprano nuestro pecado nos hará caer.
Pero ¿hay posibilidad de no caer? La Biblia dice que sí. En Hechos 3:19 nos dice "Por lo tanto, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, para que sus pecados les sean perdonados". Por otra parte 1ª de Juan 1:9, Dios nos dice que "Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad". Arrepentimiento y fe. La solución es el evangelio. Podemos no caer, cuando nos volvemos a Él, quien nos lleva al arrepentimiento y a creer por fe que Cristo nos sostiene.
¡Que Dios nos ayude!

10 resultados de la resurrección


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1.   Un salvador que nunca morirá.
“Sabemos que Cristo resucitó y que no volverá a morir, pues la muerte ya no tiene poder sobre él.” (Romanos 6.9)
2.    Arrepentimiento.
“El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, el mismo al que ustedes mataron y colgaron de un madero. Pero Dios, por su poder, lo ha exaltado y sentado a su derecha como Príncipe y Salvador, dando a Israel la oportunidad de arrepentirse y de que sean perdonados sus pecados.” (Hechos 5.30-31)
3.    Nuevo nacimiento.
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por su gran misericordia y mediante la resurrección de Jesucristo nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva.” (1ª Pedro 1.3)
4.    Perdón de los pecados.
“si Cristo no resucitó, la fe de ustedes no tiene sentido, y ustedes todavía están en sus pecados.” (1ª Corintios 15.17)
5.    El Espíritu Santo.
“Pues a este Jesús Dios lo resucitó, y de eso todos nosotros somos testigos. Y como él fue exaltado por la diestra de Dios, recibió del Padre la promesa del Espíritu Santo, y ha derramado esto que ahora están viendo y oyendo.” (Hechos 2.32-33)
6.    Ninguna condenación a los escogidos.
“Por tanto, no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús.” (Romanos 8.1)
7.    Protección y compañía personal del Señor.
“Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28.20)
8.    Prueba del juicio venidero.
“Porque él ha establecido un día en que, por medio de aquel varón que escogió y que resucitó de los muertos, juzgará al mundo con justicia.” (Hechos 17.31)
9.    Salvación de la ira futura de Dios.
“Esperamos de los cielos a Jesús, su Hijo, a quien Dios resucitó de los muertos, y que es quien nos libra de la ira venidera.” (1ª Tesalonicenses 1.10)
10. Nuestra propia resurrección de los muertos.
“Sabemos que el que resucitó al Señor Jesús también a nosotros nos resucitará con él, y nos llevará a su presencia juntamente con ustedes.” (2ª Corintios 4.14)

(Traducido de Desiring God 2012)