Casi todos conocen a Wile E. Coyote, personaje de El Correcaminos. Una de las escenas clásicas es cuando el Coyote corre por un acantilado sin percatarse de que ya no hay nada bajo sus pies, quedando suspendido en el aire. Quienes vemos la animación podemos darnos cuenta que caerá en el acantilado, a pesar de que el Coyote no se ha dado cuenta. Solamente cuando el Coyote mira hacia abajo y se percata que caerá, mira hacia la cámara (a veces alcanza a despedirse) y comienza a caer al vacío.
Yo no sabía, pero ese instante tiene un nombre: el "momento Coyote". Según el periodista Daniel Matamala, el concepto se ha usado para describir fenómenos como el estallido de burbujas bursátiles, donde el mercado es el Coyote: todos sabemos que va a caer, pero no cae hasta que se da cuenta de que no tiene dónde sostenerse.
Pensaba que con nuestros pecados (sobre todo aquellos "ocultos"), nos suele pasar eso mismo. Los espectadores somos nosotros mismos y la santísima trinidad (y a veces incluso quienes nos rodean). Vemos cómo, por corretear nuestras bajezas, por perseguir las pobres sensaciones que el pecado nos da, terminamos corriendo en el vacío, para luego sufrir una caída inminente al precipicio de la desesperanza, la vergüenza y la soledad. Y la Biblia (y muchas veces nuestros hermanos en Cristo) nos advierten, tal como los letreros camineros de la historieta que dicen "Fin del camino", pero que el Coyote pasa por alto, porque va velozmente cegado tras su carnada.
A veces, el pecado es comunitario: en la familia, en la iglesia local, en la denominación, en el país. Pero la situación es la misma: corremos detrás de objetivos pecaminosos que tarde o temprano nos quitarán el piso y caerán estrepitosamente.
Y no podemos escapar. La Biblia nos dice que:
Jesús comenzó entonces a hablar, y en primer término les dijo a sus discípulos: «Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Porque no hay nada encubierto que no haya de ser manifestado, ni nada oculto que no haya de saberse. Por tanto, todo lo que ustedes digan en la oscuridad, se oirá a plena luz, y lo que ustedes musiten en la alcoba, se dará a conocer desde las azoteas.» (Lucas 1:1-3)
No podemos escapar. Tarde o temprano nuestro pecado nos hará caer.
Pero ¿hay posibilidad de no caer? La Biblia dice que sí. En Hechos 3:19 nos dice "Por lo tanto, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, para que sus pecados les sean perdonados". Por otra parte 1ª de Juan 1:9, Dios nos dice que "Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad". Arrepentimiento y fe. La solución es el evangelio. Podemos no caer, cuando nos volvemos a Él, quien nos lleva al arrepentimiento y a creer por fe que Cristo nos sostiene.
¡Que Dios nos ayude!
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