Cuando entré a estudiar al Seminario Teológico Presbiteriano de Chile, el pastor de mi iglesia me invitó a trabajar una mentoría que me ha ido preparando para el ministerio. Más allá de aspectos pragmáticos, su interés está puesto en poder ir puliendo aquellos aspectos de mi personalidad que podrían ser minas antipersonales en mi futuro trabajo como pastor de una comunidad. Trabajar el carácter de una persona ha de ser una de las cosas más complejas de la vida. De hecho, en el ejército se acostumbra a hacerlo mediante un régimen estricto de obediencia y sumisión con castigos para quienes no logren trabajar su carácter. Esto no ocurre en un seminario. Pero sí es necesario trabajar el carácter.
Muchas veces quisiéramos que eso de "trabajar el carácter" sea algo instantáneo. Tal vez una fórmula o, mejor aún, una especie de oración modelo. Pero mentorear la vida de otro para pulir su carácter lleva tiempo... y no estamos acostumbrados a invertir tiempo. Menos en cambiar nuestro carácter.
Eugene Peterson, pastor presbiteriano de la PCUSA hace una recomendación a personas que, como yo, estamos siendo mentoreados y guiados para el trabajo pastoral. Él hace una analogía interesante usando parte de la historia del libro Moby Dick. En ese barco ballenero, todo el mundo está haciendo muchas cosas. Todos se mueven de un lado a otro. Todos corren por la cubierta, llenos de cosas que tienen que hacer preparándose para la caza. Todos están muy ocupados, menos un hombre: el que tira el arpón. El no está haciendo nada más sino mirando las aguas en un estado de alerta máxima. Cuando llegue el momento de apretar el gatillo para tirar el arpón, él debe hacerlo desde un estado de tranquilidad y concentración. Si él falla, todos fallan. Si él no se concentra y pasa tiempo observando, todo el trabajo será un fracaso.
Quien trabaja como mentor de otro, también necesita tiempo para observar y pensar sobre lo que está ocurriendo en la vida del estudiante. Si no sabe o no puede tener una pausa, o si su agenda está sobrepasada, probablemente no va a poder proveer una guía adecuada.
Por eso, esa persona que está contigo emocional, mental y espiritualmente, no necesita más presión proveniente de tu ansiedad por cambiar las cosas que, como si se tratara de un checklist, supuestamente te harán cambiar. Los cambios provienen de una vida que se somete a la Escritura y que se alimenta del poder que emana eternamente de la verdad del evangelio.
Que Dios bendiga a quienes mentorean la vida de otros.
Que Dios nos ayude a mentorear la vida de otros.
Que Dios nos permita ser como Bernabé.
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