Mucho se habla de los buenos deseos para un año que comienza. Sabemos que en realidad nada mágico ocurre entre las 23.59 y las 00.00, pero tengo la impresión de que como seres humanos necesitamos cerrar ciclos... y esta fecha permite hacer recuentos, evaluaciones y todo lo demás. Pero insisto: nada mágico ocurre al comenzar un nuevo año del calendario gregoriano.
Sin embargo, mi deseo es que para este 2018 podamos depender más y mejor de Dios que durante el 2017. Al fin y al cabo, en ese recuento del 2017, todo aquello que consideramos como malo o negativo, tuvo que ver con una menor dependencia y satisfacción en Cristo. De otro modo, tendríamos la convicción de que tanto lo bueno y lo malo son cosas que colaboran para mi propio beneficio (Romanos 8:28). Entonces, una de las primeras cosas para poder tener realmente un mejor año, es que efectivamente pensemos que aquellas cosas malas o negativas ocurridas no son sino el resultado de una insatisfacción e independencia de Cristo. El beneficio de reconocer esto es anhelar depender más y estar más satisfechos de Cristo. Y eso es bueno.
Que este 2018 sea efectivamente un mejor año, en la medida que comprendamos que:
"Sé que no hay para el hombre cosa mejor que alegrarse y hacer bien en su vida, y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce de los beneficios de toda su labor. Sé que todo lo que Dios hace es perpetuo: Nada hay que añadir ni nada que quitar. Dios lo hace para que los hombres teman delante de él. Lo que antes fue, ya es, y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo pasado." (Eclesiastés 3:12-15)
Que Dios les bendiga.
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