El miércoles pasado fue mi última visita al C.C.P. Colina 2. Durante la semana habíamos conversado con los hermanos del módulo 3 de poder hacer un desayuno/despedida. Ya saben: mate, tostadas y alguna cosa para acompañar el menú. Pero no pudimos. La rígida estructura eclesial carcelaria no nos permitió hacerlo.
Hace algunas semanas, y ante la ausencia del capellán por motivos personales, se está realizando un culto unido en el módulo 6 los días miércoles. Ese culto es obligatorio para todos los internos. A pesar de ello, el líder del módulo 3 solicitó un permiso especial para que pudiéramos salir un poco más temprano y tener nuestra despedida. La solicitud fue denegada por el hermano que quedó como líder interino de los evangélicos en ese lugar. A pesar de haber insistido, la respuesta fue siempre la misma: no.
Cuando terminó el culto, me acerqué a mis hermanos del módulo 3. Estaban tristes. Con lágrimas en los ojos, nos dimos largos, fuertes y silenciosos abrazos a modo de despedida.
Sabemos que tendremos la oportunidad de compartir tiempo juntos cuando nos encontremos en la libertad.
Por mi parte, doy gracias a Dios por estos meses de aprendizaje y cariño inmerecido.
2 comentarios:
Me hace pensar en el relato en Hechos 20:17-38 acerca de la despedida del Apóstol Pablo y los ancianos de Efeso. Que bendición para ti y para los hermanos de la carcel que nuestro Señor les concedió esa temporada de ministerio. Estaré orando por ti y por ellos también.
Así mismo lo sentí Ruth... gracias por todo el apoyo durante estos meses!
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