Una vez más traduzco un texto del pastor presbiteriano Augustus Nicodemus Lopes.
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El aislamiento de otras personas no siempre es malo. El propio Jesús tenía el hábito de aislarse regularmente de las multitudes y estar a solas con Dios, después de un día de trabajo en medio de las personas. En esas ocasiones, él oraba y renovaba sus fuerzas.
El aislamiento de otras personas no siempre es malo. El propio Jesús tenía el hábito de aislarse regularmente de las multitudes y estar a solas con Dios, después de un día de trabajo en medio de las personas. En esas ocasiones, él oraba y renovaba sus fuerzas.
Pero existe una
soledad maléfica, característica de la sociedad en la que vivimos. Las personas
pueden vivir en una misma casa con muchas otras personas, e incluso así vivir
aisladas. Ya que fuimos creados como seres sociales, vivir en aislamiento generalmente
provoca tristeza, depresión, angustia y, en casos extremos, suicidio.
El aislamiento sucede
incluso entre personas tan cercanas como marido y mujer. Diversas fuerzas
activas en la sociedad moderna están separando marido y mujer cada vez más lejos
el uno del otro, en vez de producir intimidad y mutualidad:
- En una sociedad tan compleja como en la que vivimos, experiencias diferentes y sistemas de valores diferentes separan a los esposos. Antiguamente las personas nacían y crecían juntas en un mismo lugar. Hoy las personas vienen de pasados completamente diferentes.
- La sociedad moderna ha transferido la idea de que el casamiento es un relacionamiento basado en el 50/50. Esto es, cada uno da un poco de sí. Pero esto no funciona verdaderamente. El padrón cristiano es 100/100. En el matrimonio debemos darnos enteramente al otro.
- El egoísmo es, probablemente, la mayor amenaza de la unidad marital. Ser egoísta es buscar la realización personal dejando al cónyuge fuera. Una ilusión bastante común es que marido y mujer pueden obtener éxito, independientemente el uno del otro y aun así mantener un buen matrimonio. En la práctica esto nunca es posible.
- Otro factor de aislamiento son los problemas no superados. Los investigadores muestran que cerca del 70% de los matrimonios que pasan por experiencias traumáticas (como perder un hijo en un accidente, o tener un hijo gravemente enfermo) se separan o se divorcian.
- Los medios de comunicación han popularizado la idea de que las aventuras extramaritales son normales. El hecho es que no solamente el adulterio consumado, sino el adulterio emocional (una amistad muy íntima con alguien del sexo opuesto) provoca el aislamiento de los cónyuges
- La presión continua del estilo de vida acelerado en que vivimos contribuye para que cada vez más vivamos separados los unos de los otros.
- Otro factor es la dependencia cada vez mayor de las redes sociales. Marido y mujer pueden estar sentados en la misma mesa, sentados en el mismo sofá o recostados en la misma cama, pero cada uno está chequeando sus e-mails, Facebook, Twitter, Google + o cualquier otro aplicativo social. Están juntos sólo físicamente. Miembros de una familia pueden estar juntos en la misma habitación y estar perfectamente aislados unos de otros. En la medida en que nos metemos en nuestros capullos virtuales, más y más nos desconectamos unos de otros.
- Por último, no podemos dejar de mencionar el consumo de pornografía que termina por aislar sexual, espiritual y psicológicamente a los cónyuges.
El aislamiento es una
amenaza seria incluso para matrimonios cristianos. Estos cristianos necesitan
percibir que si no toman las precauciones necesarias y si no tratan esta
amenaza juntos, acabarán por vivir aislados unos de otros, incluso bajo el
mismo techo. Muchas parejas casadas tienen sexo, pero no es por amor. El error
típico que muchos matrimonios cometen es no anticipar que problemas de este
tipo pueden ocurrir con ellos. Y cuando los problemas surgen, son tomados por
sorpresa.
Vivimos en un mundo
lleno de problemas. La tentación de muchos, bajo presión, es aislarse; hibernar
como un oso en su cueva en invierno. Aunque esa parezca una alternativa
atractiva, sólo con el apoyo de los amigos podremos soportar las miserias de la
vida.
¿Qué podemos hacer como cristianos para vencer el aislamiento?
Acá van algunos consejos:
- Busque mayor intimidad con Dios, por medio de la lectura de la Biblia y por la oración diaria. Cuando nos acercamos a Dios podemos acercarnos mejor a los demás.
- Planee invertir tiempo con su cónyuge haciendo cosas que ambos aprecian.
- A veces el aislamiento fue causado por una actitud errada suya, con la cual su cónyuge se ofendió o se dañó. Es necesario pedir perdón y buscar la reconciliación. En el caso de pornografía, tal vez la confesión sea necesaria.
- A veces, cuando la situación ya se tornó muy complicada y difícil, es necesario vencer el orgullo y buscar ayuda.
No permita que el
aislamiento acabe con la alegría de su matrimonio.
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