jueves, noviembre 17, 2016

El Señor mira el corazón

Hoy tuve que dirigir el devocional en el Seminario Teológico Presbiteriano, instancia semanal que busca tener un tiempo de reflexión en torno a la Palabra y de oración unos por otros (cómo olvidar, por ejemplo, la solicitud del pastor Covarrubias por la conversión de su yerno, asunto por el cual oro hasta el día de hoy).

Y el texto que me tocó es 1a de Samuel 16.7: "Pero el Señor le dijo a Samuel:
—No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón", texto muy usado casi como frase motivacional dentro del mundo evangélico. 
El asunto es que, para hacer el devocional, me puse a pensar en el contexto: Saúl había sido desechado por Dios para el oficio de rey de Israel. Y a Samuel se le había encomendado la tarea de ir a ungir como rey al sucesor de Saúl: David. 
La tarea no era fácil. Samuel tenía ciertos paradigmas sobre el oficio que debían ser transformados. De hecho, piensa que era Eliab por su estatura, pero Dios le responde con las palabras del versículo mencionado antes. 
¿Por qué un profeta de Dios y el último Juez de Israel habría de cometer el error de dejarse llevar por las apariencias? Según el relato de Samuel, había una serie de características que habían destacado de Saúl y que Dios las había mostrado como buenas y necesarias. Estas características son:

  • Saúl era alto (1a Samuel 10.23).
  • Humilde (1a Samuel 9.21).
  • Tenía un corazón transformado por Dios (1a Samuel 10.9).
  • Tenía autoridad espiritual (1a Samuel 10.10).
  • Estaba rodeado de gente que Dios había colocado a su lado (1a Samuel 10.26).

Estas son solamente algunas características, junto con los consejos y oraciones de Samuel.
Cuando volvemos a mirar el texto encargado para el devocional en el Seminario, si lo miramos como frase motivacional, funciona, sirve, aplica. Afirmamos que Dios "no mira la apariencia, sino el corazón". Y lo decimos hasta con vanidad.
Y deberíamos hacer todo lo contrario: postrarnos con temor y temblor justamente porque Dios mira el corazón. O sea, nuestras motivaciones están desnudas delante de Dios. Nada podemos ocultar. El hecho de que Dios vea nuestro corazón es justamente el motivo por el cual Dios nos desecha. ¿Por qué? Porque si nuestros corazones no han sido cambiados y no se someten a la Escritura, estamos perdidos.
Y eso fue justamente lo que pasó con Saúl. Dios transformó su corazón, pero él se apartó de la Palabra de Dios y del consejo de Samuel, según nos dice 1a de Samuel 15.24: "—¡He pecado! —admitió Saúl—. He quebrantado el mandato del Señor y tus instrucciones. Los soldados me intimidaron y les hice caso".
Si Dios mira nuestros corazones, estamos perdidos. Desechados.
Gloria a Cristo que, por el poder del Espíritu Santo, permite que nazcamos de nuevo al colocar un nuevo corazón en nosotros. Y ese nuevo corazón sólo se alimenta de la verdad de la Palabra de Dios. Y ese es el corazón que Dios ve: el de Cristo en nosotros. Pero nuestra responsabilidad delante de Dios también es parte de esto. No en vano la Palabra de Dios dice en 1a de Corintios 16.13: "Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes. Hagan todo con amor". Y sólo estaremos firmes en la fe, abrazando la Escritura, la que pondremos en práctica gracias a este nuevo corazón.
Dios nos ayude a fortalecernos en Su Palabra.

domingo, noviembre 13, 2016

El camino recorrido de una Comunidad Misional.

En junio de 2014, por este mismo medio, escribía desde la reflexión del pastor Mike Breen sobre la necesidad de conectarnos con lo que Dios estaba queriendo hacer en el barrio donde estás entrando para comenzar una nueva comunidad cristiana. Desde su libro "Launching Missional Community", Breen nos invitaba a hacernos dos preguntas fundamentales:
  1. ¿Para quién quieres ser una buena noticia?
  2. Para las personas del barrio donde estás entrando, ¿cuál sería una buena noticia?
Entendemos que la única buena y deseable noticia es el Evangelio; la maravillosa noticia de que Dios se ha acercado a un pecador como yo, perdonando mis crímenes en contra de su santidad, por medio de la obra perfecta de Jesucristo. Esa es la más importante y mejor noticia que jamás un pecador arrepentido pueda desear escuchar. Sin embargo, Dios nos da la posibilidad de anunciar esa buena noticia por diferentes medios que tienen que ver con ciertos aspectos sociales significativos para los habitantes del barrio, comuna, ciudad, región o país donde Él nos ha puesto. Como bien dice Breen, "Si Dios nos está enviando, ¿conocemos la estrategia de Dios para entrar en esa comunidad?"
Dos años y medio después, y luego de casi dos años de cultos dominicales públicos en el barrio Brasil, en el contexto de una Comunidad Misional de Iglesia UNO, siento que hemos encontrado una veta que nos puede adentrar en el tesoro de los perdidos en medio de este barrio del centro de Santiago. 

Cuando con mi esposa Esther conocimos parte de la realidad del conglomerado barrios Brasil-Yungay el 2010, después del terremoto del 27 de febrero de ese año, nunca pensamos que iríamos a involucrarnos tan profundamente en él, no obstante era uno de los barrios que teníamos en mente cuando hicimos el curso de Plantación de Iglesias en Sao Paulo, Brasil. 

Pero el verdadero desafío comenzó con caminatas de oración (instancia práctica donde buscamos "sentir el pulso" de la ciudad) durante el primer semestre del 2014, junto a un grupo de hermanos que querían ser parte de lo que Dios estaba haciendo. Ese anhelo, junto con la retroalimentación de las caminatas de oración, lo complementamos con el estudio "Vida centrada en el Evangelio" durante el segundo semestre del 2014. Fue en octubre de ese año que comenzamos con cultos mensuales en un pub del barrio Yungay. 

Para ello, el equipo pastoral determinó realizarlos en el formato de conferencia, cuyo tema central fue “Cristianismo y Sociedad de Consumo”, asunto relevante para los vecinos. Estos cultos mensuales ocurrieron hasta marzo de 2015. Desde abril de 2015 funcionamos con un culto matutino cada domingo.

Pero eso era sólo una parte del plan. Para entender el resto del plan, les comparto algunos antecedentes con los cuales estamos trabajando: Los barrios Brasil-Yungay son dos barrios contiguos del centro de Santiago, que se unen socio-demográficamente, a pesar de las características individuales que tienen ambos barrios. 

En el caso del barrio Yungay, está situado en el poniente de la comuna de Santiago (cuadrante comprendido por las calles Cumming al oriente, San Pablo al norte, Matucana al poniente y Alameda al sur). El barrio Yungay es el barrio planificado más antiguo de Chile, siendo establecido por el presidente José Joaquín Prieto en 1839. Es un barrio donde históricamente convivieron clase media y alta, de un alto nivel cultural y lugar de residencia de famosos personajes, como Ignacio Domeyko, Nicomedes Guzmán y Mauricio Redolés; también fue lugar donde se albergaron la Escuela Normal Superior (o Escuela de Preceptores) y la fábrica de textiles de la familia Caffarena, por nombrar algunas. Desde su establecimiento, el barrio Yungay ha recibido migrantes nacionales y extranjeros. Hoy, con aproximadamente 14.000 habitantes, más de un 10% de su población son migrantes extranjeros, siendo la mayoría de ellos peruanos y ecuatorianos. La mayor concentración etárea del barrio está entre los 15 y los 50 años, con un alto crecimiento de niños menores de 10 años, potenciado fundamentalmente por los inmigrantes. En cuanto a sus características religiosas: un 67% se declara católico; un 15% se declara agnóstico, ateo o sin religión; un 8% se declara evangélico; un 7 % se declara de otra religión; el 4% restante no responde. Existen 1 Salón del Reino de los Testigos de Jehová, 2 templos adventistas, 6 templos católicos y 9 templos evangélicos, entre pentecostales, bautistas y metodistas. Respecto de sus características socio-económicas, se concentra mayoritariamente personas pertenecientes al GSE C3, seguido por el C2, C1, D. Según el “Observatorio de Monitoreo de la actividad económica del barrio Yungay”, el 93% están alfabetizados (41% con Educación Media, 37% con Educación Superior y 7% con Educación Básica).

En el caso del barrio Brasil, también está ubicado al poniente de la comuna de Santiago (cuadrante comprendido por las calles Rodríguez al oriente, San Pablo al norte, Cumming al poniente y Alameda al sur). Hay mucho menos información sobre este barrio. A pesar de ello, sabemos que el barrio fue parte del loteo que da origen al barrio Yungay en 1839. La diferencia fundamental es que, junto a los barrios Dieciocho y República, fueron sectores de la clase alta chilena, desde mediados del siglo XIX, lo que queda reflejado en su arquitectura neogótica y neoclásica. Hasta inicios del siglo XX, el terreno de la actual Plaza Brasil eran las dependencias de la embajada de dicho país, que luego se trasladaran a la Alameda (esquina Rodríguez), a la salida del metro Los Héroes. Su población es mucho menor al barrio Yungay, tanto por su menor tamaño, como por el tipo de uso del suelo (altamente comercial y educacional). En este barrio se concentran muchos centros de estudio, tanto universidades, institutos profesionales, centros de formación técnica, escuelas y colegios de enseñanza básica y media. También hay una alta concentración de comercio, oficinas, restaurantes y pubs. La concentración de templos también es menor, pero aumenta la cantidad de centros de reflexión, meditación, yoga y otros. Sus características socio-económicas son similares al barrio Yungay, salvo que aumenta en GSE C2, C2 y disminuye el GSE D.

Principales oportunidades del contexto
Estos dos barrios tienen oportunidades misiológicas muy interesantes, ya que tanto los proyectos inmobiliarios del barrio Brasil (y Yungay en menor medida), como la alta migración hacia estos barrios, instalan la necesidad de estar presentes como Iglesia, en nuestro caso una Iglesia Presbiteriana. 
Y son sus vecinos los que hacen una lectura que nos presentan estos desafíos: Rosario Carvajal, vecina, dirigente del barrio, y actual Concejal por Santiago, en el contexto de un conversatorio sobre desarrollo de los barrios de Santiago Centro, plantea que: “Para mantener estos barrios con su característica vida barrial, es necesario llenar el barrio de familias”.
A su vez, y considerando que una característica evidente en estos barrios (más marcada en el barrio Yungay) es que son barrios comunitarios; o sea, los vecinos se organizan y realizan actividades comunitarias, como la recuperación de espacios, persiguen comunitariamente proyectos de mejoramiento en iluminación, ornato, aseo y otros. Todo lo que surja del barrio y para el barrio es altamente valorado por los vecinos. Una opinión importante aquí es la del dirigente vecinal Roberto Baltra Domeyko, quien dijo: “Necesitamos más proyectos de desarrollo comercial de los vecinos para beneficio del barrio”. Proyectos comunitarios son fundamentales. 
El aspecto espiritual no queda de lado. En el contexto del Seminario sobre los barrios Brasil-Yungay, una vecina de 82 años, la señora Edelmira, ve distante a las iglesias del sector; incluso las católicas. Según ella, no conocen las necesidades reales del barrio porque no son vecinos del barrio. Añade que “no tenemos quién nos tire agua, arroz ni tierra”. Por otro lado, la sensibilidad espiritual de quienes migran, es otra oportunidad de desarrollo para una iglesia.

Necesidades detectadas
A diferencia de otros sectores de Santiago, todo lo relacionado al arte y cultura está ampliamente cubierto. Cada semana hay eventos de todo tipo de expresión cultural, de cuanta nacionalidad esté representada. No hay ningún tipo de necesidad evidente en este aspecto.

Pero desde las conversaciones con vecinos de ambos barrios, hay una necesidad espiritual que requiere ser cubierta. Como decíamos, hay muchos centros de meditación, yoga, reiki, entre otros. Esta búsqueda es un tema permanente.
Otra necesidad es la dificultad que tienen los inmigrantes de conectar con los chilenos del sector. Eso se evidencia en la existencia de lugares donde se concentran por nacionalidad. Asimismo hay iglesias de peruanos, de haitianos, de colombianos, por mencionar algunos.
Una tercera necesidad detectada tiene que ver con espacios para el desarrollo económico de los vecinos. Hay mucha gente haciendo emprendimientos, pero poco espacio para dar a conocer estos mismos.
En estas tres necesidades planteadas, el aspecto transversal a ellas es el carácter comunitario de los barrios en cuestión. Cada una de estas necesidades, de buscar ser cubiertas, debe ser comunitariamente, o en beneficio comunitario. 

El proyecto
Desde la visión y misión de Iglesia UNO, junto al equipo con el que he podido desarrollar el acercamiento a este sector de Santiago, creemos que el trabajo debe considerar al menos dos aspectos: familia y trabajo.
En cuanto “familia”, y tomando en cuenta que los mismos vecinos han manifestado la necesidad de “llenar el barrio de familias”, necesitamos estar presentes con familias que reflejen el diseño bíblico de la misma.
En cuanto a “trabajo”, la ética del trabajo que tenemos como reformados también debe tener un espacio dentro del barrio, sobre todo si se le da alta estima a los esfuerzos locales y comunitarios.

La justificación teológica de esto es que entendemos que la integralidad del ser humano ante los ojos de Dios nos llama a desarrollar la misión integralmente: si nos preocupamos de providenciar un espacio para que las personas conozcan el mensaje del Evangelio, esto debe incluir familia y trabajo.
Nuestras estrategias de trabajo están fundamentadas en un profundo compromiso con el evangelio y la palabra de Dios. Tal como hemos dicho, debemos ser y actuar misionalmente, lo que incluye un estilo de vida encarnacional, consistente con nuestra teología calvinista reformada. Por ello, consideramos que debemos:
  • Incentivar a más familias a vivir en el barrio, involucrándose en las juntas de vecinos, en las directivas de los cursos de sus hijos, usando los parques para momentos de ocio, celebración de cumpleaños y actividades varias.
  • Está íntimamente relacionado con lo anterior, ya que, como el costo de vida es alto (en el ítem arriendo), necesitamos incentivar el desarrollo de proyectos de emprendimiento en las familias de la iglesia, que consideren a los vecinos.
  • Una vez que tengamos una o más familias viviendo en el barrio, establecer otra Nano-Iglesia, de preferencia en el barrio Yungay.
  • Cuando el o los emprendimientos de nuestras familias se estén dando a conocer, promover la creación de un “Bazar Colaborativo” donde, desde estos emprendimientos, se invite a los vecinos a ser parte de este bazar, donde los emprendedores puedan exhibir sus productos.
  • Desarrollo de actividades de desarrollo económico como ferias de emprendimiento.


Esta es la reflexión que nos llevó a realizar la "Primera Feria del Emprendimiento" de Iglesia UNO. Y para sorpresa de nosotros, a pesar de no lograr que los vecinos participen como expositores en esta primera versión, dos agrupaciones del barrio ya se nos acercaron para solicitar trabajar en conjunto una siguiente feria de emprendimiento, de cara a la celebración de la Navidad. Y esto nos llena de alegría, porque tenemos algo que antes no teníamos: la confianza de los vecinos que son líderes de opinión. 

Por eso, seguiremos trabajando para que la buena noticia del Evangelio sea relevante para ellos, de la mano de las actividades que podemos encabezar como iglesia, siempre con el espíritu de servicio que ha caracterizado al pueblo de Cristo.

Lo bueno de este proyecto es que, cualquiera sea la persona que encabece esto, puede continuar el esfuerzo de los últimos tres años. 

viernes, octubre 28, 2016

Adormecido

Algunas personas se molestan cuando se dice que la iglesia está adormecida, que no hace nada por fortalecer a los de la fe, que están en su área de confort, etcétera. Algunos incluso se defienden "piadosamente" diciendo que la iglesia existe para glorificar a Dios, olvidando que la carta de Santiago nos recuerda que "La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo."

Las siguientes preguntas podrían ayudarte a responder si efectivamente estás adormecido o no. Podrían ser muchas más, pero al menos estas me han hecho pensar. Respóndelas con el corazón:

  1. ¿Puedes decir el nombre y de dónde son las personas de su iglesia?
  2. ¿Podrías decir a cuántas personas has bendecido con una acción generosa este último mes?
  3. ¿Puedes decir cuántas personas no cristianas has invitado a tu casa en este mes?
  4. ¿Podrías decir de qué manera tu iglesia se relaciona con los vecinos más cercanos?
  5. ¿Por cuántas personas has intercedido este último mes?
  6. ¿Sabes si el dinero que das para misiones realmente llega a bendecir la vida de un misionero?
  7. ¿Cuántas Biblias regalaste este mes para personas que no conocen a Jesús?

Pensé harto en eso y descubrí una cosa: en muchas cosas estoy adormecido.

viernes, julio 22, 2016

Cuando una iglesia abandona la disciplina, ella abandona a Cristo

(El siguiente post es mi traducción de lo aparecido en http://voltemosaoevangelho.com/blog/2016/07/quando-uma-igreja-abandona-disciplina-ela-abandona-cristo/)

Ciento cincuenta años atrás, John Dagg sugirió que “cuando la disciplina abandona a la iglesia, Cristo la abandona con ella”. En ese tiempo, los bautistas y la mayoría de los otros evangélicos practicaban una meticulosa disciplina eclesiástica. Durante los siguientes cincuenta años, la mayoría de los evangélicos abandonó la práctica. Por lo menos tres generaciones hasta ahora, iglesias evangélicas en occidente han sido negligentes en esa práctica. A pesar de ello, durante ese período, el Señor bendijo muchas de esas iglesias de formas espirituales y materiales. ¿Estaba Dagg en lo correcto?

Sentimos que Dagg debería estar en lo correcto, pero... 
No dudamos en sentir que Dagg debería estar en lo correcto. Ser negligentes en una disciplina eclesiástica es desobedecer a Jesucristo. El Señor ordena que las iglesias ejerciten la disciplina en Mateo 18.15-17, como también en muchos otros pasajes del Nuevo Testamento. Aun así, Cristo evidentemente no abandonó todavía nuestras iglesias evangélicas, a pesar que de hecho nuestras iglesias han abandonado la disciplina. Ese hecho nos recuerda que no hay una simple correlación entre una desobediencia de la iglesia de un lado y de otro, oxidamiento espiritual y abandono de Cristo. Nuestro Señor juzga nuestra desobediencia en el tiempo y en la medida de su sabiduría.

Un factor que puede haber “retrasado” el juicio de Dios es que nuestras iglesias son fieles en áreas significativas del servicio evangélico. De hecho, nuestra ambición de anunciar el evangelio ha sido un obstáculo para obedecer a Cristo en el asunto de la disciplina. Muchos pastores y miembros de las iglesias temen disciplinar miembros desobedientes porque resultará en más prejuicio que ventaja en el avance del evangelio. Ahuyentará “buenas” familias avergonzadas y con rabia, dándonos un motivo de ser el hazme reír, o desagrado de parte de los no creyentes, quienes ven la disciplina como bárbara y contraria al sentido común de la compasión. Nuestras iglesias son negligentes con la disciplina por miedo a que la práctica perjudique la causa de Cristo.

Pero a pesar de nuestras motivaciones piadosas, la desobediencia es desobediencia y seremos llamados a prestar cuentas. El hecho de que el Señor muestre misericordia y paciencia hacia las iglesias desobedientes no es una excusa para esa desobediencia. Estamos presumiendo con base en la misericordia del Señor y no tenemos temor de su juicio. La abandono de la disciplina eclesiástica, sin embargo, expone a la iglesia a peligros fundamentales. La pérdida de la disciplina eclesiástica debilita las bases de la Iglesia.

Debilitando los fundamentos de la iglesia
Las iglesias que fallan en practicar la disciplina debilitan su carácter regenerativo. Al omitirla, toleran un comportamiento pecaminoso en su membresía y hacen de ellas lugares confortables para los no regenerados.

Las iglesias que fallan en aplicar disciplina debilitan también la santidad de la iglesia, ya que eso debilita a los creyentes en su lucha contra el pecado. Jesús dio la disciplina como uno de los remedios del evangelio, sin la cual nuestra santificación aflojará. Aplicar disciplina eclesiástica para nuestras enfermedades pecaminosas fortalecerá a los cristianos en su batalla diaria con Satanás, el mundo y la carne.

Las iglesias que fallan en practicar la disciplina debilitan posteriormente su espiritualidad, celo y devoción al Salvador. La disciplina enseña a la Iglesia a obedecer al Señor en un área que es desagradable, aborrecible y contraria a las sensibilidades generales de la cultura. Al ejercitar la disciplina, nos comprometemos a la forma espiritual de Cristo, incluso cuando la razón, la compasión y la civilidad vengan a argumentar que no debemos obedecer. Los cristianos , de esta forma, aprendemos a confiar en la sabiduría de Cristo en vez de en la sabiduría del mundo. Aprendemos a obedecer a Cristo a pesar de las consecuencias poco confortables.

Al descuidar la disciplina, nos capacitamos para no tomar la cruz, no temer al Señor, no sufrir deseosamente por causa de Cristo y no oponernos al mundo. Y una vez bien capacitados para descuidar la disciplina eclesiástica, la iglesia pierde su compromiso con el evangelio en sí.

Cuando una iglesia abandona la disciplina, abandona a Cristo
Ese fue el motivo por el cual Dagg dice que cuando la disciplina abandona una iglesia, Cristo la abandona con ella. Sin embargo puede ser más exacto decir que cuando una iglesia abandona la disciplina, esa iglesia abandona a Cristo. Las iglesias no pretenden abandonar a Cristo y tal vez no lo hagan completamente. Pero por abandonar la disciplina, ellas comienzan a colocar trabas entre ellas y Cristo.

Además, el principio sobre el cual ellas abandonaron la disciplina actúa como levadura, trabajando más ampliamente para debilitar el compromiso de la iglesia con Cristo y su habilidad de tomar la cruz y seguirlo. Ellas se conforman cada vez más con el mundo. Es sólo un asunto de tiempo antes de que Cristo las abandone.

En el Nuevo Testamento, el Señor juzgó a las iglesias que toleraron ofensas contra la ley de Dios. La iglesia de Corinto observó la Cena del Señor de forma pecaminosa por tolerar la inmoralidad, las divisiones, la parcialidad y el desprecio entre los miembros. Por ese motivo, Dios visitó alguna de ellas con enfermedades y a otras con muerte (1ª Corintios 11.30). El texto griego y el contexto sugieren que la falla de ellas no fue tanto una falla en reconocer la presencia de Cristo (“discernir el cuerpo”), sino una falla en la disciplina (“juzgar el cuerpo”) según 1ª Corintios 11.29. En todo caso, hay una conexión directa entre la tolerancia de la iglesia de los Corintios con el comportamiento pecaminoso y el juicio de Dios sobre ellos.

Jesús reprende a las iglesias que desobedecen su mandamiento de practicar la disciplina eclesiástica fielmente. Él amonestó a las iglesias de Pérgamo y Tiatira porque ellas fueron negligentes a la disciplina eclesiástica (Apocalipsis 2.14-15, 20). La iglesia de Pérgamo toleró a aquellos que mantenían la doctrina de Balám y otros que mantenían la enseñanza de los nicolaítas. La iglesia de Tiatira toleró a la falsa profetisa. Él les ordenó que se arrepintieran, lo que solamente puede ser logrado mediante la disciplina eclesiástica. No sabemos a dónde se extendió el arrepentimiento de los pecados de falta de disciplina. Sin embargo sabemos que Jesús juzgó esas iglesias como última instancia antes de abandonarlas.

Si nos negamos a arrepentirnos 
Si nuestras iglesias toleran el pecado no arrepentido de sus miembros, podemos esperar juicio. Por lo tanto, ya no presumamos más de la misericordia del Señor. Consideremos bien la reprimenda del Señor a la iglesia de Sardis en Apocalipsis 3.1-3:

Escribe al ángel de la iglesia de Sardis:
Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes fama de estar vivo, pero en realidad estás muerto. ¡Despierta! Reaviva lo que aún es rescatable, pues no he encontrado que tus obras sean perfectas delante de mi Dios. Así que recuerda lo que has recibido y oído; obedécelo y arrepiéntete. Si no te mantienes despierto, cuando menos lo esperes caeré sobre ti como un ladrón.


En ese momento descubriremos que Dagg estaba en lo correcto.

(Las cursivas indican decisiones del traductor para dar coherencia en el español)

martes, julio 12, 2016

Bernabé, el mentor I

“Cuando llegó a Jerusalén, [Pablo] trataba de juntarse con los discípulos, pero todos tenían miedo de él, porque no creían que de veras fuera discípulo. Entonces Bernabé lo tomó a su cargo y lo llevó a los apóstoles. Saulo les describió en detalle cómo en el camino había visto al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había predicado con libertad en el nombre de Jesús. Así que se quedó con ellos, y andaba por todas partes en Jerusalén, hablando abiertamente en el nombre del Señor. Conversaba y discutía con los judíos de habla griega, pero ellos se proponían eliminarlo. Cuando se enteraron de ello los hermanos, se lo llevaron a Cesarea y de allí lo mandaron a Tarso.” [Hechos 9.26-30]


Bernabé es una de las personas que parecen haber entendido el mentoreo y su responsabilidad de capacitar a una persona que pastorearía a muchos. 
En Hechos 9.26-30 vemos que Dios hizo que Bernabé pudiera discernir los dones de Pablo. Pero es interesante notar que, por la reputación de Pablo, nadie le creía, excepto Bernabé que se dispuso a mentorearlo. Bernabé lo llevó ante los discípulos para que viesen, por medio del testimonio de predicación en Damasco, que Dios le había dado dones. Entonces Pablo tuvo la oportunidad de aprender de los que más sabían en ese lugar, los apóstoles, quienes le dieron la oportunidad de predicar y desarrollar su ministerio. Una vez que los dones de Pablo fueron evidentes, lo enviaron a continuar el desarrollo de su ministerio en otro lugar.
Una de las cosas que probablemente más cuesta es ver a los demás desarrollando sus proyectos. Y a pesar de que en lo ministerial no deberíamos hablar de "proyectos personales", creo que sí podemos hablar de "desarrollo de ministerio". Personas son llamadas por Dios para cumplir con un ministerio (servicio). El Señor los capacita, moldea, prepara dentro de una comunidad donde un mentor coadyuva a explotar lo mejor de esos dones para que esa persona logre su máximo potencial, con un objetivo: que esta persona pueda desarrollar su ministerio donde Dios lo esté llamando. 
Bernabé brilló por no brillar. Bernabé brilló por ayudar a otros a brillar. Pablo y Juan Marcos son dos ejemplos de ese brillo que no brilla.
Bernabé fue un buen mentor.