“Cuando llegó a Jerusalén, [Pablo] trataba de juntarse con los discípulos, pero todos tenían miedo de él, porque no creían que de veras fuera discípulo. Entonces Bernabé lo tomó a su cargo y lo llevó a los apóstoles. Saulo les describió en detalle cómo en el camino había visto al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había predicado con libertad en el nombre de Jesús. Así que se quedó con ellos, y andaba por todas partes en Jerusalén, hablando abiertamente en el nombre del Señor. Conversaba y discutía con los judíos de habla griega, pero ellos se proponían eliminarlo. Cuando se enteraron de ello los hermanos, se lo llevaron a Cesarea y de allí lo mandaron a Tarso.” [Hechos 9.26-30]
Bernabé es una de las personas que parecen haber
entendido el mentoreo y su responsabilidad de capacitar a una persona que
pastorearía a muchos.
En Hechos 9.26-30 vemos que Dios hizo que Bernabé pudiera
discernir los dones de Pablo. Pero es interesante notar que, por la reputación
de Pablo, nadie le creía, excepto Bernabé que se dispuso a mentorearlo. Bernabé
lo llevó ante los discípulos para que viesen, por medio del testimonio de
predicación en Damasco, que Dios le había dado dones. Entonces Pablo tuvo la
oportunidad de aprender de los que más sabían en ese lugar, los apóstoles, quienes
le dieron la oportunidad de predicar y desarrollar su ministerio. Una vez que
los dones de Pablo fueron evidentes, lo enviaron a continuar el desarrollo de
su ministerio en otro lugar.
Una de las cosas que probablemente más cuesta es ver a los demás desarrollando sus proyectos. Y a pesar de que en lo ministerial no deberíamos hablar de "proyectos personales", creo que sí podemos hablar de "desarrollo de ministerio". Personas son llamadas por Dios para cumplir con un ministerio (servicio). El Señor los capacita, moldea, prepara dentro de una comunidad donde un mentor coadyuva a explotar lo mejor de esos dones para que esa persona logre su máximo potencial, con un objetivo: que esta persona pueda desarrollar su ministerio donde Dios lo esté llamando.
Bernabé brilló por no brillar. Bernabé brilló por ayudar a otros a brillar. Pablo y Juan Marcos son dos ejemplos de ese brillo que no brilla.
Bernabé fue un buen mentor.
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