miércoles, julio 06, 2016

Real sacerdocio

Mucho he leído por diferentes lugares las palabras de Pedro siendo usadas como una arenga, y siendo acompañadas por "gritos de júbilo" y "gritos de guerra" a destajo, como si se tratara de William Wallace animando a un ejército. Y he reflexionado bastante sobre lo que significa eso de "Ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios", porque se enfervoriza a un grupo de personas, dejándolos agitados como mandriles en celo, animándolos a tomar lugares de destaque en la política, las empresas, porque simplemente son linaje y "se merecen" esos lugares de destaque. Incluso he llegado a escuchar sandeces como "reclamar" que sea repuesto lo que se le quitó a alguien, sólo por la desquiciada idea de que, al ser "linaje" todo les pertenece. 
Y quisiera decir dos cosas sobre esto.
Primero, que este linaje y sacerdocio era el que clamaba a Dios por el pecado del pueblo, teniendo que estar dispuestos a morir por el pecado de otras personas. O sea, de "declarar" lugares de importancia por ser linaje, nada. Sólo la importancia de que una manga de pecadores sea perdonado por Dios al predicar el Evangelio, ofreciendo la propia vida si es necesario. Esa era la tarea del sumo sacerdote: ofrecer sacrificio a Dios. Y si el pecado era mucho, era muerto por la ira del Dios justo al que glorifico hasta el día de hoy. Nada me puedo vanagloriar de tener, porque la gloria sólo le pertenece a Dios.
Segundo, que me parece patético que un humanoide venga a "reclamarle" algo a Dios. Ya dice el Salmo 8 sobre la humanidad "le hiciste menos que a los ángeles", destacando que se nos encargó trabajar y administrar lo que no nos pertenece: La creación de Dios. Y hay una infinidad de otros versículos que nos enseñan que nada nos pertenece, porque todo es de Dios. El Dios de las Escrituras es soberano y dueño de todo. ¿Quién podría ser yo para reclamarle algo al Todopoderoso y Soberano Dios?
Si voy a asumir la actitud de un real sacerdote, que sea disponiendo mi vida a morir por el pecado de los demás. A fin de cuentas el mismo versículo dice que hemos alcanzado una misericordia que antes no teníamos y que sólo nos queda anunciar ese mismo mensaje de salvación y vida eterna a la humanidad.
Todo de trata de Él... no de nosotros.

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