Hace un par de días, un amigo pastor me dijo: "Jano, estás pastoreando una iglesia en la cárcel".
Al principio no lo consideré como algo efectivamente cierto. De hecho, cumplo labores de tipo pastoral junto a mi hermano presbiteriano Felipe Villarroel.
Sí creo que cumplo con una función de colaborador, compañero de lucha, consejero y expositor de la Palabra de Dios. Pero cuando pienso que la labor pastoral también es eso, tal vez sí estoy "pastoreando" una iglesia en la cárcel (insisto: ejerciendo cierta labor pastoral), no obstante que el pastor es el Capellán Evangélico de Colina 2.
En el sentido estricto, no soy pastor de la "Iglesia del Dios viviente" del módulo 2 de Colina 2. O sea, ni siquiera he sido ordenado como pastor. Tampoco pretendo que sea así, puesto que, como decía, por la gracia de Dios soy un colaborador en el rol educativo de la iglesia, ejerzo cierto liderazgo espiritual y sí soy activo en el cuidado pastoral de mis hermanos internos; y ese servicio que Dios me permite es inmensamente alentador para mis dones. Incluso es mi responsabilidad como presbítero (o anciano) de la iglesia.
Con todo, siervos inútiles somos, pues estamos haciendo solamente lo que se nos encargó que hagamos.
Sin embargo, hay necesidades pastorales urgentes por las que les ruego sus oraciones:
- Fortalecimiento del líder del módulo 3. El hermano Cristian G. necesita de nuestras constantes oraciones; la vida dentro de la cárcel no es fácil. Las luchas de convivencia son brutales, tanto con los hermanos, como con los "gentiles" del módulo 3.
- Vida espiritual de los hermanos. Las condiciones de vida en la cárcel requieren que un interno mantenga ciertas actitudes para poder hacerse respetar. El estilo de vida canero se contrapone con el estilo de vida del cristiano. Eso genera una compleja tensión para nuestros hermanos. Oremos para que Cristo sea manifiesto en todo lo que piensan y hacen.
- Violencia. Por diversos motivos, muchos hermanos acaban cediendo a la presión de vivir en la cárcel. El martes se vivió una situación de violencia entre los hermanos del módulo 3: un hermano robó cigarros a un gentil, escupió a uno de los otros hermanos y quiso apuñalar al líder del módulo 3. Fue separado del grupo de los evangélicos del módulo por asuntos de seguridad.
- Allanamientos. Las redadas de parte de Gendarmería son comunes. Ayer, miércoles 20, no pudimos tener nuestro culto porque estaban con este procedimiento y recién permitieron la salida de los hermanos a las 11.30. El motivo del allanamiento fue la muerte de una persona del módulo 4, que había estado en tensión con algunas personas del módulo 3. Las muertes de internos "gentiles" afectan a los hermanos. Para ellos, es Satanás llevándose las almas que no han conocido a Cristo. Oremos por fortaleza para ellos en cada allanamiento.
Estos son, en parte, los problemas de la iglesia donde Dios me está permitiendo ejercer una labor pastoral. Estas son las necesidades de, como dicen mis hermanos de Colina 2, las "ovejas" que Dios me está permitiendo acompañar pastoralmente.
Sin darme cuenta, en la práctica estoy "pastoreando" una iglesia de miembros que conviven con la muerte, se escupen y se intentan apuñalar... no muy distinto a lo que ocurre en mi iglesia local, donde también convivimos día a día con la muerte, nos escupimos e intentamos apuñalar, pero en el corazón.
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